Una avería en la planta para el enriquecimiento de uranio de Gronau, Renania del Norte-Westfalia, dejó de ser un percance interno para convertirse en un asunto de debate público cuando un trabajador resultó herido tras exponerse a emisiones radioactivas. El accidente ocurrió este jueves (22.01.2010) en horas del mediodía; el herido, un hombre de 45 años, fue trasladado de inmediato al hospital clínico universitario de Münster y puesto bajo observación.
El grupo Urenco, la compañía que opera varias plantas de enriquecimiento de uranio en los Países Bajos, el Reino Unido y Alemania –la de Gronau es la única instalación de esta naturaleza en suelo germano–, aseguró que no había riesgo alguno de contaminación nuclear para la población de la zona. Los inspectores del Ministerio de Energía de Düsseldorf explicaron que la cantidad de emisiones radioactivas que salió al exterior estaba muy por debajo de los niveles considerados peligrosos para el entorno, pero que Urenco deberá entregarles un reporte detallado sobre lo ocurrido para poder determinar responsabilidades en el caso.
Un debate radioactivo
La avería de Gronau no podría haber ocurrido en un momento más inoportuno para el Gobierno de coalición, integrado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Democrático Liberal (FDP): pocas horas después del incidente se dieron cita en la Cancillería representantes del sector oficial y del ámbito de la economía energética para discutir, según ellos, sobre asuntos de seguridad y no sobre cuestiones estratégico-políticas como la prolongación del plazo acordado para que Alemania se desprenda de la energía nuclear. Frente a la Cancillería protestaba el movimiento antiatómico y Gronau era un argumento más a su favor.
Un hombre resultó herido tras el escape de emisiones radioactivas en la planta de Gronau.
Opositores de la energía atómica, miembros de organizaciones ambientalistas, del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y del partido Verde, exigieron la paralización de la planta de Gronau y se manifestaron en contra de perpetuar la dependencia del país y del continente de la energía nuclear; el vicepresidente de la fracción de los Verdes en Renania del Norte-Westfalia, Reiner Priggen, sostiene que casi el 40 por ciento de las centrales atómicas de Europa occidental permanecen activas gracias a la producción de la planta de Gronau.
Herido y traumatizado
Un grupo antiatómico de la llanura de Münster, donde está ubicada la planta de Gronau, ha descrito lo acontecido como una de las fallas técnicas más graves y voceros regionales de varios partidos de oposición lo han secundado, aprovechando para arrimar el agua a su molino en el debate que sostienen con el Gobierno sobre cuándo abandonar el uso de la energía nuclear. Los Verdes de Renania del Norte-Westfalia alegan que el caso de Gronau demuestra otra vez que siempre pueden ocurrir accidentes en plantas de energía atómica, mientras los socialdemócratas de ese Estado federado entonan el mantra que les corresponde: “La decisión de abandonar la energía nuclear no debe retrasarse”.
Gronau se convirtió en un argumento más a favor del movimiento antiatómico.
¿Y qué es del herido? “En este momento le va muy bien”, anunció el director de la clínica de medicina nuclear que lo atiende, Otmar Schober, agregando que hasta ahora no se han diagnosticado daños agudos en su organismo. Los inspectores del Ministerio de Energía de Düsseldorf informaron que el trabajador sufrió un trauma cuando cantidades aún no precisadas de hexafluoruro de uranio –un producto secundario obtenido durante el enriquecimiento del uranio– entraron en contacto con sus brazos y piernas. La sustancia es corrosiva y, en altas concentraciones, puede ocasionar la muerte.
Autor: ER / dpa / af
Fuente Diario El Litoral
El grupo Urenco, la compañía que opera varias plantas de enriquecimiento de uranio en los Países Bajos, el Reino Unido y Alemania –la de Gronau es la única instalación de esta naturaleza en suelo germano–, aseguró que no había riesgo alguno de contaminación nuclear para la población de la zona. Los inspectores del Ministerio de Energía de Düsseldorf explicaron que la cantidad de emisiones radioactivas que salió al exterior estaba muy por debajo de los niveles considerados peligrosos para el entorno, pero que Urenco deberá entregarles un reporte detallado sobre lo ocurrido para poder determinar responsabilidades en el caso.
Un debate radioactivo
La avería de Gronau no podría haber ocurrido en un momento más inoportuno para el Gobierno de coalición, integrado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Democrático Liberal (FDP): pocas horas después del incidente se dieron cita en la Cancillería representantes del sector oficial y del ámbito de la economía energética para discutir, según ellos, sobre asuntos de seguridad y no sobre cuestiones estratégico-políticas como la prolongación del plazo acordado para que Alemania se desprenda de la energía nuclear. Frente a la Cancillería protestaba el movimiento antiatómico y Gronau era un argumento más a su favor.
Un hombre resultó herido tras el escape de emisiones radioactivas en la planta de Gronau.
Opositores de la energía atómica, miembros de organizaciones ambientalistas, del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y del partido Verde, exigieron la paralización de la planta de Gronau y se manifestaron en contra de perpetuar la dependencia del país y del continente de la energía nuclear; el vicepresidente de la fracción de los Verdes en Renania del Norte-Westfalia, Reiner Priggen, sostiene que casi el 40 por ciento de las centrales atómicas de Europa occidental permanecen activas gracias a la producción de la planta de Gronau.
Herido y traumatizado
Un grupo antiatómico de la llanura de Münster, donde está ubicada la planta de Gronau, ha descrito lo acontecido como una de las fallas técnicas más graves y voceros regionales de varios partidos de oposición lo han secundado, aprovechando para arrimar el agua a su molino en el debate que sostienen con el Gobierno sobre cuándo abandonar el uso de la energía nuclear. Los Verdes de Renania del Norte-Westfalia alegan que el caso de Gronau demuestra otra vez que siempre pueden ocurrir accidentes en plantas de energía atómica, mientras los socialdemócratas de ese Estado federado entonan el mantra que les corresponde: “La decisión de abandonar la energía nuclear no debe retrasarse”.
Gronau se convirtió en un argumento más a favor del movimiento antiatómico.
¿Y qué es del herido? “En este momento le va muy bien”, anunció el director de la clínica de medicina nuclear que lo atiende, Otmar Schober, agregando que hasta ahora no se han diagnosticado daños agudos en su organismo. Los inspectores del Ministerio de Energía de Düsseldorf informaron que el trabajador sufrió un trauma cuando cantidades aún no precisadas de hexafluoruro de uranio –un producto secundario obtenido durante el enriquecimiento del uranio– entraron en contacto con sus brazos y piernas. La sustancia es corrosiva y, en altas concentraciones, puede ocasionar la muerte.
Autor: ER / dpa / af
Fuente Diario El Litoral
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