Somos un grupo de profesionales interesados en el cuidado del ambiente. Creemos que los cambios de actitud en temas ambientales comienzan cuando las personas logramos comprender, valorar y respetar el lugar donde vivimos.
Por esta razón buscamos concientizar a la comunidad aumentando su capacidad para la identificación de los problemáticas ambientales, reflexionado sobre sus posibles causas y posibles soluciones e incentivándolos a actuar en consecuencia.

5 de marzo de 2011

Se precisarán 70 años para recuperar la flora del Puelo


Lo aseguran expertos forestales. Sostienen que para que el bosque vuelva a tener un metro de alto se necesitan entre 10 y 15 años. La zona es considerada una de las más ricas de la Patagonia andina. El fuego destruyó especies autóctonas y exóticas.
Otra geografía muestran hoy las dos banquinas de la ruta 40. Lo que antes era un verde intenso, con aroma a frutales y madera hoy resulta un paisaje tristemente negro, con olor a humo y cenizas volando. Diez kilómetros de una belleza natural incomparable entre El Hoyo y Lago Puelo quedaron consumidos por un fuego impiadoso que sólo necesito 20 minutos de furia para terminar con cientos de años de naturaleza .
El incendio que se desató en el Cerro Currumahuida, en Puelo, y que por los cambios bruscos del viento se trasladó con gran velocidad a El Hoyo, dejó 1.800 hectáreas quemadas, diez casas y un restaurante destruidos y una amarga realidad: se necesitarán 70 años para recuperar las especies autóctonas incendiadas y entre 30 y 35 para que vuelvan a mostrar su verde los árboles exóticos. De acuerdo a datos aportados por la delegación forestal de la zona, entre los exóticos dañados (los que fueron traídos desde otro lugar y plantados en la zona) está el pino en varias especies: oregon, murrayana, ponderosa e insigna. Entre las especies nativas, la mayor pérdida fue de cipreses. También se quemaron bosques de coihues y radales.
Pero además, llevará al menos dos años recuperar el suelo. El ingeniero agrónomo Gerardo Finstek, jefe de la delegación forestal de El Hoyo lo describió de esta manera: “En un incendio no sólo se queman bosques y arbustos.
También se daña el suelo . Se queman sus nutrientes, las hiervas y todas las sustancias aglutinantes que lo vuelven fértil. Pierde lo que denominamos capilares, que es donde se aloja el agua que lo mantiene húmedo”. Para graficarlo, la tierra queda como si fuera una roca. Entonces el agua se desliza y no la absorbe.
“Para volver a ver un bosque de un metro de altura pasarán al menos entre 10 y 15 años ”, agregó Finstek. En el incendio se quemaron árboles centenarios, con troncos de diámetro importante y de 10 metros de altura. Marcaban el ingreso a un paisaje incomparable, de naturaleza pura que caía como un bálsamo a los ojos de los miles de visitantes que pasan por la Comarca Andina del Paralelo 42 cada año.
El Hoyo tiene algo más de 4 mil habitantes. Fue declarado municipio ecológico y es la capital nacional de la fruta fina . La mayoría de la gente se dedica al turismo, a la producción de dulces artesanales y a la agricultura. Últimamente también se produce vino porque el clima es propicio para cultivar uva. Aunque no como en El Bolsón (localidad vecina que pertenece a Río Negro), se fabrican cervezas artesanales porque también hay una buena producción de lúpulo.
En Lago Puelo viven 6.880 personas. El paisaje del lago rodeado de montañas es de una belleza paradisíaca. También se siembra fruta fina. Y el turismo es su mayor fuente de ingresos. Todos los veranos se realiza la Fiesta Provincial del Bosque y su Entorno.
Cuando el incendio se haya extinguido por completo comenzará la –paulatina– tarea de deforestación. Los bosques incendiados generan una importante cantidad de puestos de trabajo porque se necesita gente para sacar los árboles. Aún quemadas, las especies son utilizadas por los aserraderos que le quitan la corteza que el fuego convirtió en ceniza y aprovechan el resto.
Detrás de estas desgracias naturales, existen las otras: las humanas . El martes ardió lo que se conoce como el Lote 26. Está ubicado en una de las laderas del Cerro Currumahuida. Allí viven ocupantes ilegales. Sólo la fortuna los hizo escapar del infierno. Hay gente que no llegó a perder sus casas, pero sí sus plantaciones . Y a otra se le murieron algunos animales. De alguna manera u otra, tienen que empezar de nuevo. Por fortuna, en estos pueblos todos se conocen y abundan los gestos solidarios.
En el atardecer del domingo pasado nadie imaginaba que unas horas después el fuego acabaría con bosques y viviendas. Nadie pensó que, en poco tiempo, cambiaría el color encantado del bosque y de la vida. Que por momentos todo sería miedo, desesperación e incertidumbre. Ahora, con más calma, la gente mira un paisaje quebrado que huele a humo y trata de aguantar el viento que ya no trae aroma a árboles y frutales sino que levanta interminables nubes de ceniza, como para que, por un tiempo, nadie olvide el último incendio.

Fuente Clarin.Com
CARLOS GUAJARDO
Lago Puelo. Enviado Especial

No hay comentarios.: