La Puna salteña guarda un lugar único en el mundo, un ecosistema a 4.000 metros de altura con microbios y bacterias que forman rocas orgánicas como las que había en la Tierra hace más de 3.500 millones de años.El descubrimiento, concretado por científicos del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA) del CCT Tucumán-PROIMI, que depende del Conicet, tiene una gran importancia para conocer más acerca de las razones por las cuales cambió la composición de la atmósfera terrestre.La investigación se inició su tarea hace seis años con el fin de estudiar los microorganismos en ecosistemas extremos de la Puna: lagunas, humedales y salares. Se trata de bacterias que soportan una altísima radiación solar ultravioleta, que se desarrollan en ambientes de gran salinidad y que viven en medio del arsénico.A simple vista, el lugar es una formación salina dentro de lagunas puneñas a 4.000 metros de altura. Pero para los científicos del laboratorio tucumano que los descubrieron, son fósiles vivientes en un ecosistema único: microbios y bacterias que forman rocas orgánicas como las que poblaban el planeta hace 3.500 millones de años.Como las lagunas y ojos de mar de la Puna conservan características similares a las que reprocudían en aquel momento, el equipo de la doctora María Eugenia Farías, directora del LIMLA, comenzó a "rastrillarlas" en busca de ecosistemas arcaicos.Los encontró en la laguna Socompa, a 4.000 metros sobre el nivel del mar, y en los seis ojos de mar cercanos al pueblito de Tolar Grande, a unos 3.600 metros, ambos en Salta. Se trata de estromatolitos, agrupaciones de microorganismos con algas, vinculadas a formaciones calcáreas, que permitieron cambiar la atmósfera de la Tierra."Las algas se encargan de producir fotosíntesis, y las otras bacterias reciclan los nutrientes minerales -explicó Farías-. Como la vida, al inicio del planeta, era muy difícil, porque no había oxígeno ni capa de ozono, estos tipos diferentes de bacterias formaron colonias, comenzaron a captar el dióxido de carbono y a transformarlo en oxígeno. Al haber oxígeno se formó la capa de ozono y la vida se tornó aeróbica. A partir de eso empezó a evolucionar y diversificarse la vida", completó.A medida que la Tierra se volvió más estable, los estromatolitos fueron desapareciendo. "Todos son fósiles: forman montañas, por todos lados -los hay en el Valle de la Luna-; son como piedras con capas", describió la bióloga. En muy pocos lugares del mundo existen estromatolitos vivos, por lo general en ambientes marinos o salados: en Yellowstone (EE. UU.), Australia, México y Chile (en el salar de Llamara, cerca de Iquique).Esta es la primera vez que se encuentran estromatolitos vivos en altura. "Se dieron condiciones muy parecidas a la Tierra primitiva como para que vuelvan a aparecer: bajo aporte de nutrientes, ambiente desértico, mucha sal, alta radiación UV, y la presencia de carbonato de calcio, para que se formen las piedras", precisó Farías.Este descubrimiento abre una puerta al estudio de la vida en otros planetas: "Si se piensa que en Marte hubo algún tipo de vida, el lugar más parecido en la Tierra es el desierto de Atacama y la Puna", observó la científica. De hecho, el Departamento de Astrobiología de la NASA invitó al LIMLA a trabajar en conjunto. Si bien los integrantes del equipo han realizado varias publicaciones, esta vez los primeros en enterarse fueron los 140 habitantes de Tolar Grande. Antes de la expedición de febrero, Farías se lo comunicó al intendente y al cacique, y realizaron la correspondiente ofrenda a la Pachamama. Tras el hallazgo, los científicos se lo comunicaron al pueblo y, de inmediato, a las autoridades salteñas, para pedirles que protejan estos ecosistemas.
Fuente: Diario La Nacion
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